Copy/paste, la nueva tendencia

Una costumbre moderna es copiar y pegar, el cómodo recurso que aniquila la creatividad y la
innovación, aunado a que fomenta el engaño.

Héctor Salvatierra*
hsalvatierra2000@yahoo.com

Hace 8 años un diputado que tenía todo para reelegirse fue castigado por las y los votantes cuando se descubrió que había copiado un artículo periodístico que firmaba como suyo.

Esta semana el Tribunal Supremo Electoral fue blanco de señalamientos por imponer una censura en la organización de foros, debates y entrevistas durante la campaña que se avecina.

La reacción ciudadana no solo descalificó la torpe tentativa del ente rector de los comicios sino que, de paso, permitió establecer que el documento recogía elementos copiados de otras latitudes.

Según las y los aspirantes entran en la carrera por los cargos de elección popular, van mostrando mecanismos de comunicación en los que destacan copias tomadas de países vecinos.

Copiar y pegar (copy/paste para ser «originales») no se limita al ámbito político. Lamentablemente es una práctica de los tiempos modernos en los que todo está a un click de distancia.

Informes profesionales, tareas escolares en todos los niveles e investigaciones diversas, entre otras, se realizan de la mano de la trampa, a veces con éxito y a veces son detectadas gracias al ojo clínico de quien las revisa o por el apoyo de programas antiplagio.

Ahora que está de moda la actividad partidaria también resalta eso de copiar y pegar, como en no pocas de las iniciativas de ley discutidas en el Congreso de la República en las que se borran las fuentes y referencias para presumir una falsa autoría.

Respecto de la contienda por la Presidencia de la República, una de las abanderadas armó su proclamación como lo hizo el dominador de los comicios en El Salvador.

Obviamente, los buenos ejemplos deben imitarse y las actuaciones certeras emularse; sin embargo, hablar de publicidad, propaganda y comunicación política es crear y adaptar.

Y es que si bien algunas sociedades nos parecemos, tenemos diferencias que hacen inviable trasplantar ideas porque cada público tiene sus características.

Por lo expuesto, se ve mal copiar al calco porque, además, cada quien tiene sus particularidades físicas, intelectuales, formas de expresarse y otros rasgos de personalidad.

Desde el punto de vista profesional, implantar el copy/paste en una campaña electoral refleja un aprovechamiento de los dueños de la idea, y miopía del contratante, ya que sería mejor buscar la originalidad en función de que un experto en publicidad, propaganda y comunicación política cuenta con vena creativa.

Tal vez como un y una candidata quieren triunfar le apuestan a campañas ganadoras y creen ir a lo «seguro» cuando las copian en lugar de que sus asesores generen planteamientos que superen el detector de plagio, no importa que sea propio, pues plagio es plagio y peor, cuando se cobra cada vez que se usa.

*Docente universitario, periodista y consultor en comunicación estratégica.

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