Según un estudio de los científicos australianos Denise Hardesty y Chris Wilcox se encontraron 7.5 millones de pajillas en las costas de Estados Unidos, por lo que refieren que se encuentran entre 437 y 8.300 millones de estos artefactos en el mar. Estas cifras son alarmantes debido a que las pajillas se degradan en un promedio de 500 años.
Por: José Pablo Muy
A nivel mundial se le ha declarado la guerra a los popotes, creando conciencia a las esferas industriales y familiares para evitar su uso, y eso está muy bien ya que ayudamos a la preservación de nuestro medio ambiente. Pero ¿qué pasa con los condones?
Una gran parte de los preservativos están hechos con base de látex, el cual tarda 5 años en degradarse, sin embargo este material no es recomendable debido a su fragilidad por lo barato del material, lo cual aumenta la posibilidad de romperse, por lo que muchos optan por la solución más duradera: el poliuretano.

Muchas de las marcas más famosas de condones venden su producto hecho en base al poliuretano debido a que es más delgado que el látex y menos probable que se rompan. Con un poco de sentido común podemos deducir que muchos de estos resultan en el mar, ya que al utilizarlos es común lanzarlos por el retrete, despidiéndose así de toda evidencia.
Solo en Estados Unidos se estima que al año se utilizan 2 billones de condones, y la mayoría terminan al fondo del océano, creando una gran contaminación. Incluso algunos opinan que el poliuretano no se degrada, pero existen muy pocos estudios sobre ello.
El látex sin embargo es biodegradable, con la luz ultravioleta, con el calor, pero en el agua no, se ralentiza su proceso de desintegración aumentando considerablemente su tiempo de vida, y si a eso le agregamos que muchos contienen espermicidas, esto aumenta más su tiempo en el mar.

¿Alguna solución integral contra el uso de condones?
Aún no se mira campañas en contra del uso de condones, nadie habla del tema, quizás porque toca la comodidad de muchos y los pone inconformes el saber que no es agradable al ambiente utilizar preservativos. Prefieren concentrar sus fuerzas en el plástico, porque sin él sí pueden vivir, pero que nadie les hable de lo contaminante de su intimidad.
Posiblemente nunca veamos una campaña para incentivar la castidad, la fidelidad y la planificación familiar dentro del matrimonio como medida de protección al ambiente, porque la idea les parece incomoda, porque muchos son incapaces de privarse de relaciones sexuales durante un par de días, es mejor seguir hablando de las pajillas y publicando videos de tortugas con popotes en la nariz. Mientras los condones seguirán flotando en el mar sin que nadie se atreva a hacer algo por ello.